El mural fue realizado a partir de un proceso de diseño participativo donde fueron convocados jóvenes del territorio y efectivos de policía de la estrategia multisectorial Barrio Seguro. Se realizó un taller de dos días en el cual se implementaron técnicas de teatralización y diseño colectivo generando un espacio de encuentro creativo completamente surrealista. Los jóvenes y el personal de policía generaron en conjunto la iconografía comunitaria que se aplicó para el boceto del mural. Esta iconografía está vinculada a la identidad mochica, a la naturaleza, el ciclismo a través de una estética que recuerda una gráfica del mundo de la infancia. El lugar donde fue realizado el mural es un espacio abandonado donde alguna vez se dieron talleres a la comunidad. A través de esta intervención se buscó reactivar el espacio generando conversaciones con el municipio de Alto Trujillo.
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